jueves, 7 de abril de 2016

Viajando a la capital musulmana de España

De todos los que se apuntaron al viaje, finalmente terminamos siendo seis de camino a Andalucía: una vasca, un sevillano, un cordobés, uno de Cuenca, Tristón y yo.

Unos primeros, otros después nos fuimos incorporando a lo que iba a ser nuestro lugar de descanso ese fin de semana.

Casa en  una de las arterias principales de la ciudad, ubicada además en el casco histórico, donde apenas se podía transitar en coche; tres habitaciones (una por cada planta), "wifi", terraza para tomar el sol, azotea con vista al Guadalquivir y todo el material turístico de Córdoba a nuestra disposición.

Con tal de alejarnos de los circuitos turísticos tradicionales y adentrarnos más en la Córdoba urbana, en la que no sólo visitas lugares, sino que conoces y te relacionas también con la gente; alguien del equipo se encargó de elaborar el itinerario del viaje; en el cual se recogían, los posibles lugares a visitar, precios, horarios de apertura, cuáles eran gratuitos o no, y más importante aún, los que daban la posibilidad de pagar tarifas reducidas por ser estudiante.

Caminar por esta ciudad milenaria, recorrer su casco histórico, que además es el segundo más grande de Europa, y el mayor espacio urbano del mundo declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO; me recordaba los domingos en los que cuando no tenía trabajo por hacer, me iba a desandar por La Habana Vieja. Aquellas calles de adoquines, los negocios, los puestos de ventas para los turistas, gente por doquier, ruinas de edificios antiguos. Y los calores que hacían durante la luz del día, aunque no con tanta intensidad como en la isla, me recordaba el por qué no salía mucho de día en Cuba.

+Córdoba Misteriosa, fue más que una foto grupal; nos dejó una señora vestida de blanco, una psicofonía que nos acompañaba a cada sitio donde estábamos, y un data show portátil que salía a relucir en cada pared en blanco que nos encontrábamos en nuestro paso por la ciudad.

Invitados de honor en el 4 Fases; con mojitos cubanos y música en vinilo. Allí fue nuestra primera cena y donde dábamos las conclusiones cada noche de nuestra estancia en Córdoba.

El dormir nos fue sumamente fácil; difícil era el despertar antes de las doce del día para llegar temprano a cualquier sitio, por suerte ahí estaba Jose, residente madrileño pero todo un cordobés, que aunque tuvo que dejar el grupo por problemas familiares, con él, se nos facilitó la entrada a muchos lugares.

Queríamos hacer tantas cosas según itinerario, pero el tiempo casi no nos alcanzaba para el día a día; y es que con tantos lugares impresionantes, las historias, relatos de los visigodos, templarios, del califato, del cristianismo;  al final no puedes recorrerlo todo.

Visitamos la +Mezquita de Córdoba y actual catedral, el monumento más importante de todo el Occidente islámico y uno de los más asombrosos del mundo; que junto al Puente Romano, el río, y la Puerta del Puente forman la más conocida faceta y una de las vistas más exquisitas de la ciudad.

Recorriendo el barrio de la Judería, llegamos a la Sinagoga, única en Andalucía y tercera de las mejor conservadas de la época medieval de toda España.

Caminando por aquellas calles estrechas puedes llegar a la Calle Cabezas, a la Calleja de la Hoguera, y la del Pañuelo. Pero la más cautivadora de todas es la Calleja de las Flores. Una de las más tradicionales de la ciudad, estrechita y sinuosa, sube en una suave pendiente hasta la pequeña plaza en la que desemboca. Y desde la fuente que centra la plazoleta podemos disfrutar de una de las más bellas vistas de la torre de la Catedral.

Córdoba es una de esas ciudades en las que no se necesita que sea primavera para engalanar los patios, en las que no se siente que el invierno es frío, en la que convives con los colores de las flores y de las macetas que cuelgan de sus balcones. Y precisamente los patios más bonitos y que por nada del mundo puedes dejar de visitar son los del +Palacio de Viana.    

Dicho lugar acoge numerosas colecciones de todo tipo (pinturas, vajillas, mosaicos, tapices, azulejos y armas de fuego). Cuenta además con una gran biblioteca que recoge libros que datan de los siglos XVI al XVII y con un total de doce patios y un jardín; los cuales representan no sólo los patios señoriales y monumentales, sino también los populares, modernos, patios de trabajo, interiores, semiabiertos o ajardinados.

Y si de historia se trata, nada como las Caballerizas Reales construidas en 1570 por órdenes de Felipe II, dando riendas sueltas a su afición por los caballos y a su proyecto de crear el pura raza español; y el Alcázar de los Reyes Cristianos que ha sido testigo de los acontecimientos más cruciales para esta ciudad; como los romanos, visigodos y musulmanes, reyes católicos, Cristóbal Colón o la inquisición. Todo ello, contenido en un sólo monumento. 

De la gastronomía no tengo quejas tampoco; el salmorejo, flamenquines, japuta en adobo, y tostadas con aceite de oliva y tomate en el desayuno en alguna que otra terraza, fueron del disfrute popular de todo el grupo.

Tal y como llegó el fin de semana, así mismo se fue; y muy por el contrario de otras veces en las que por mucho que adornaba el relato de las aventuras al contarlo el lunes; esta vez cuando dije que había sido brutal; el bronceado, la sonrisa y el cansancio en general; daban fe que no estaba exagerando.