miércoles, 18 de mayo de 2016

Hacer el amor de mil maneras

Un día de esos, cuando Viajando sin ropa de invierno no pasaba de ser, el medio que utilizaba para hacerles saber a mis amigos sobre mis vivencias acá en la madre patria. Bajé a la hora de la cena con una mini agenda y un lápiz para tomar nota, porque quería escribir sobre las diferentes expresiones que empleamos en Latinoamericana para referirnos a cosas específicas, y así darlas a conocer en una de mis entradas del blog.

Recuerdo el güey de Alejandra cuando pregunté como le decían a los chicos en México. 

También está el boludo que cariñosamente Agostina emplea en sus frases cada vez que me regaña: Ponte a estudiar boludo dejáte de boludear¿Qué haces boludo?

El ON FIRE  de la uruguaya o el FILOSO de Guillermo refiriéndose a cuando una persona está cachonda (en España); hablando en cubano, CALIENTE.

La conversación tomó otro rumbo y de pronto alguien preguntó ¿Cómo se dice hacer el amor en cubano? En ese momento no supe ni que responder, todos dieron sus frases, pero de todos los países; Nuestro México lindo y querido se llevó el premio gordo; no sólo por la variedad sino porque no más escucharlas, te montas unas escenas que ni para qué contarles.

En ese momento me quedé con el aquello; pero le dí tantas vueltas a la pregunta que me propuse investigar al respecto no sólo en América Latina sino en el mundo entero. 

He aquí el resultado de mi investigación:

En Albania por ejemplo refiriéndose a HACER EL AMOR una traducción de "Puno tokën" sería "arar la tierra", en ruso "Lysogo v kulake gonyat" y en inglés To pet one´s monkey sería "acariciar al mono", en Alemania sería "limpiar la zanahoria" y la expresión india "kaam ho gaya", se refiere a "el trabajo ha sido completado".

El diccionario Greens Dictionary of Slang, del lexicógrafo inglés Jonathon Green, asegura que la humanidad entera ha empleado su inventiva en la sexualidad más que en ningún otro tema.

Los mexicanos pudiera hacer un tratado de combinaciones relacionadas con la cópula, muestra de ello son las frases como: "meterle el muñequito a la rosca", "te voy a chequear el aceite", "vamos a ponerle carnita al tamal", "vamos a ponerle Jorge al niño", "despeinar la cotorra", "mojar la brocha", "azucarar el churro" o "arreglarte el enchufe", entre otros de una extensa lista.

En Cuba sin embargo desde pequeño ya estamos disfrazando el término. Igual vamos a "jugar al papá y a la mamá" o a "las casitas", "hacer cositas malas", "cuchicuchi" o "ñaca ñaca" para referirnos a aquello que no podía decirse ante los adultos.

De hecho, me atrevo asegurar que "acostarse" o "templar" no son denominaciones necesariamente vulgares, más bien naturales de nuestro país. Si los españoles "follan" y los argentinos "cogen" por qué nosotros no podemos "echar un palo", por citar un ejemplo.

De igual forma "revolcarse", "dar cabilla", "quimbar", "descargar" y "matar jugada", que si bien resultan más vulgares al oído, son propias de la modernidad y la riqueza del vocabulario. Todo depende de la forma y el contexto en que se utilice.

En el diccionario moderno y criollísimo de acepciones cubanas para decir "hacer el amor", no vas a encontrar ni "tirar", "culear", "mojar" ni el bíblico "fornicar". A lo mejor si "echar un rapidito" (viene de quickly, que significa rápido en inglés) o un "mañanero", tan saludable y agradable para iniciar el día.

En Puerto Rico por su parte sería "hundir pelos", en Chile: "botar el diente de leche", en Colombia: "matar la arrecha", en República Dominicana: "raspar" y en Cuba, "meter el yipe en el fango".

Así de rico es el sexo, digo........el lenguaje.

Tomado: http://www.cubanos.guru/se-dice-amor-cubano/

jueves, 5 de mayo de 2016

Viajando a una de las ciudades universitarias de Italia

El viaje a Bolonia no fue tan fácil como lo pensé, después de llegar a Madrid y de haberme estudiado en profundidad el plano del metro; estando ya en el aeropuerto, tuvimos que esperar más de lo debido por una huelga en los aeropuertos franceses.

Pese a todo, aunque con algo de retraso llegué a mi destino final, Reggio Emilia a una hora de viaje de Bolonia. Y no puedo negarles que esta ciudad universitaria, cuya universidad fundada en 1080, la más antigua del mundo occidentalen muchas ocasiones, al recorrer sus estrechas calles me recordaba a mi Salamanca.

Reggio Emilia fue otro de esos lugares en los que a pesar de tener itinerario listo, al final no hice ni la mitad de las cosas que me propuse. Pero en cambio me metí en cada patio, en cada edificio, museo, mercado, palacio o castillo que encontraba abierto; no me importaba que no supiera parlare italiano, no más saludaban enseguida les preguntaba si hablaban inglés y en la mayoría de los casos "señas que tu conoces".

Es un lugar tranquilo, perfecto para descansar, que presume de su centro peatonal, de sus tranquilas plazas y de ser la ciudad donde nació la bandera italiana.

El centro, se puede recorrer a pie o en bicicleta, y desde cualquier punto de la ciudad es fácilmente accesible a principales puntos de interés como la Piazza Prampolini y la Piazza San Próspero. 

Aunque debo admitir, que fue más que un lugar turístico al que visitar, en todo caso podría considerarla como el trampolín al resto de ciudades que visité. Debido a su posición geográfica puedes planificarte un día de paseo a ciudades como Milán, Florencia, o Pisa. 

Dentro de la misma provincia de Reggio Emilia se encuentra Correggio, un lugar paralizado en el tiempo; sempre le stesse strade le escucho decir a un señor mayor a mi lado, caminando con toda la dificultad y el cuidado que implicaba pisar aquellos adoquines del siglo XV. 

Correggio es la cuna del pintor Antonio Allegri il Correggio, y del teatro  Bonifazio Asioli donde  Luciano Pavarotti dió sus primeros conciertos.

A diez kilómetro de allí se encuentra Carpi, la ciudad que recibió la Medalla de Plata al Valor Militar por su participación en la resistencia contra la ocupación alemana durante la Segunda Guerra Mundial.

En medio de la plaza grande, encontramos el Palazzo dei Pio, entre sus muros los nombres de aquellas personas que fueron deportadas a los campos de exterminio masivo nazi. A un costado del palacio, el museo que guarda las imágenes, piezas y algunos pasajes de aquellos espantosos días que ha presenciado la historia de la humanidad. En el patio y en el centro del lugar un monumento erigido a esas víctimas.

Llegar para el almuerzo de Verona nos costó casi dos hora de viaje y un de pié a las ocho de la mañana. Aunque había más gente para entrar en casa de Julieta, que en el propio restaurante donde comimos.

Para mi fue una ciudad increíble; específicamente la casa de Julieta es una locura, estuve a punto de desistir entrar porque era demasiada la gente que había allí. Los turistas en especial los chinos son del terror, caen en bandadas y apenas podías caminar entre la multitud. Entrar a la casa y hacerme la foto en el balcón que Shakespeare describiera en su obra; fue imposible.

Pero si colgé mi mensaje en la muralla de la entrada, y luché contra viento y marea para llegar hasta la estatua de bronce de Julieta, para sacarme una fotografía tocando su seno derecho, ya desgastado. Según la tradición si lo haces volverás a Verona y seguramente encontrarás el amor verdadero, yo por si acaso le toqué el derecho y el izquierdo también.

En definitiva, la mejor escapada que puede plantearse es viajar a Italia y conocer más allá de las pastas, la pizza y el lambrusco. Ver el contraste entre la ciudad y el campo. El mezclarse con la gente propia del lugar y escucharlos hablar que aunque parezca que están discutiendo sólo están conversando; ver los grandes cultivos de uvas, las granjas.  

Espero que haberle tocado los senos a Julieta me sirva para regresar a Verona y conocer el resto de Italia también. Aún me queda mucho por descubrir de este increíble país.